María Adelaida Tapia Medina, mejor conocida como Adelita Tapia, la voz femenina campirana de Sinaloa, falleció este martes, dieron a conocer sus familiares a través de redes sociales.

Las plataformas sociales se llenaron de condolencias recordando a la intérprete nacida en Michoacán, pero que llegó siendo una bebé a Pericos, Mocorito, adoptando a este parabolan estado como propio.

‘Adiós mamá, madrina, amiga, tía’, se expresa en medio de sentidas palabras dedicadas a la intérprete de Creíste, Destino cruel, Vino maldito, Ausencia eterna, entre otros de sus éxitos a través de los que ella vivirá eternamente por su voz inconfundible, y porque la música y el recuerdo que dejó entre los que la conocieron son atemporales.

A inicios de agosto fue internada, al parecer por una peritonitis, por lo que familiares pidieron hacer oración por su recuperación. Fue dada de alta, y luego se le complicaron otras cuestiones de salud, dejando este plano terrenal este 23 de agosto.

Desde niña quiso ser cantante

En charla para Claudia Peralta Oficial, en enero de 2015, Adelita Tapia compartió su historia en la música de una manera sencilla, amable, características de su personalidad.

Contó que ella nació en Panindícuaro, Michoacán, pero sus padres emigraron a Sinaloa, tal vez buscando un mejor futuro, cuando ella tenía 6 meses de edad.

«Yo me siento de aquí, porque cuando me di cuenta de mi existencia fue aquí en Sinaloa», relató.

Su papá, dijo, con créditos empezó una paletería en Pericos, que cerró cuando ya sus hijos se casaron.

Adelita recordó que su niñez fue muy tranquila, con muchas carencias, pero muy feliz.

«Yo en mi niñez fue donde empecé a sentir el deseo de cantar, pero no me animaba. En los festivales de la escuela yo quería cantar. Otras cantaban y después yo me lamentaba por qué no cantaba», relató.

Adelita indicó que cuando cursaba el sexto grado, la maestra fue a un asunto a la dirección y cuando regresó al salón ella estaba cantando, y los otros niños estaban haciendo desorden.

«Se acercó la maestra y me dijo de quién es ese cancionero, y otra que estaba conmigo dijo es de ella, no… no es mío, era de mi hermana, pero yo me lo llevé… ‘Sabes cuál es tu castigo, pasa al pizarrón, allá vas a cantar'», le dijo la maestra.

La profesora le dio el nombre de varias canciones, pero ella le dijo que no se las sabía para que no la pusiera a cantar, entonces le pidió que cantara una que sí se supiera.

Y fue así, casi a empujones, señaló, como empezó a cantar.

«Me hacían burla los compañeros, y yo mire maestra fulano», y la maestra los calmaba, después me sacó a cantar en un festival y luego ya se volvió una imposición que me sacaban cantando a mí.

«Yo estaba como el pescadito, no me echen al agua porque me ahogo -risas-… el problema es que también -en su casa- me dijeron ya sabes qué, te piden ropa, y te piden todo, y le dije a la maestra no tengo ropa para salir al festival, ella me dio dinero y fui y compré ropa, y ya no pude decir que no».

Cuando terminó la primaria, añadió, todo mundo le hablaba para que fuera a cantar, y después su papá la empezó a persuadir para que no cantara reprobándole su voz, mientras ella quería oír de él que cantaba bonito.

«Parece que me decían que no y más ganas me daban. Mi mamá me apoyó siempre, ella también cantaba, con los compañeros de Insen, ahora Inapam, ahí cantaba, inclusive tiene trofeos», recordó de su señora madre fallecida, quien hablaba de su hija con orgullo.

Adelita narró que sus hermanos y hermanas también son afinados, aunque en ese entonces en Pericos no había muchos eventos, y los concursos que había, ella los ganaba, nunca le tocaron la campana, que era señal para los desafinados.

Dijo que cuando tenía 18 años conoció a unas personas que le presentaron a Jesús Guillermo Chucuán Soto, un locutor de radio de la XEVQ en Culiacán, quien estaba armando una caravana musical; ya tenía un solista, Paco Quintero, el dueto de los Hermanos Galindo, la Chacha Micaela que era la estrella, una bailarina, y querían a otra solista, y ella entró, así fueron sus inicios musicales en escenarios regionales.

Adelita deja mucho dolor con su partida, en su esposo, hijos y nietos, pero también deja su legado de casi 50 años en la música, en los que grabó innumerables temas con un estilo único de interpretación. Descanse en paz.

En los siguientes links escuche de viva voz cómo fue su historia musical, quienes fueron sus amigos, con quienes cantó, quiénes fueron solidarios, contada de forma amena por esta gran estrella que hoy despide Sinaloa.

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