Culiacán.- Un programa intenso de casi dos horas sin intermedios, concebido con el suave sonido del violín emergiendo de entre el traqueteo de la batería o la estridencia de la guitarra eléctrica, con temas de rock, algún clásico, algún bolero y mucha conversación, integraron el programa “Mundos opuestos 2”, con el violinista español Jorge Guillén, conocido como Strad, el violinista rebelde, en su segunda visita a Culiacán desde 2023.

Invitado de nuevo dentro de la Temporada 2025 de la Sociedad Artística Sinaloense y del Instituto Sinaloense de Cultura, la primera de dos funciones se llevó a cabo en un atiborrado Teatro Pablo de Villavicencio, donde se vio a un público entusiasmadode principio a fin, en medio de una tormenta de luces intermitentes y cegadoras, en un escenario de lo más modernista como para un concierto de rock en el que la estrella era el violín.

Acompañado por Vicente Hervás Rodríguez en la batería; Diego Tarango en las percusiones, Luigi Rayen la guitarra y Benjamín Benji en los teclados, a lo largo del programa se tocó una veintena de piezas, sin orden establecido sino más a donde soplara el viento de la conversación establecida por Strad, con abundantes referencias a su abuelo, quien le enseñó a tocar violín, y sus tres hijos que, con el matrimonio con su anterior bajista, le cambiaron la vida.

Opus”, de Erick Prydz abrió el programa, y cerró con “Aguachile”, una composición suya con la que rinde tributo a Culiacán y a ese platillo típico con base en mariscos,  y una ciudad a la que no dejó de referirse con admiración pese al tremendo calor que la atosiga más de la mitad del año.

Pero venía preparado para otras, pues animó al público a pedir otra y otra, y tocó dos preciosas composiciones suyas, “Danza Calé” y “La cima”, para seguir con una de QueenDon´t stop me now, que parte del público coreó en inglés con ganas.

En medio de ellas, sin dejar de platicar como si fuéramos viejos amigos, interpretó Eloíse, de Tino CasalPiano man, de Billy Joel, que fue de las calmadas, de las que hubo pocas, pero las hubo, como el bolero “Contigo aprendí”, de Armando Manzanero, o “Las simples cosas”, de César Isella y Armando Tejada.

Y las demás, temas propios como Furia de Minos, en recuerdo de sus hijos; Knibag y Preludio, que fue su primer composición.

De las clásicas para violín, la frenética Czardas, de Vittorio MontiMix Rock, con un colache de piezas de las bandas de rock Led Zeppelin y AC/DC; Thunderstruck, de AC/DCLucha de gigantes, de Antonio VegaPerpetual motion, de Carl Bohm.

Hacia la última pieza, bajó a los pasillos del patio de butacas para desfilar con su música, sin dejar de bailar, y subió a la segunda planta mientras dejaba a los de abajo entretenidos con unos globos gigantes y la músicos, y la gente aplaudiendo a rabiar, en una noche ciertamente con mucho espectáculo y sin duda diferente,

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