Culiacán.- Esta vez en el marco del Festival Cultural Sinaloa 2025, el grupo Par de Tres Teatro regresó al Teatro Socorro Astol del Instituto Sinaloense de Cultura, para presentar su montaje «(In)Visible», de Enrique Olmos de Ita y dirigida por Alfredo Rodríguez, con una historia que aborda la desaparición de los niños desde el punto de vista de Mar, una niña que aun la busca con la fuerza de su imaginación.
La obra fue realizada con un apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico Sinaloa 2024 y contó con las sólidas actuaciones de Alejandra Machado y «Kanan» Jorge Escobedo, dirigida a un público de 8 a 14 años de edad, aunque en la sala hubo más adultos y jóvenes que disfrutaron y aplaudieron el bien cuidado montaje.

Mar es una niña de 10 años, que dibuja con las acuarelas y pinceles que le regaló su papá antes de dejarla en manos de la abuela para irse a buscar a Inés, su hermana mayor, de 13 años, de quien sólo sabe que Él se la llevó, embaucándola con sus promesas falsas.
La niña dibuja cuanto se le viene a la imaginación, pero sobre todo el mar, que nunca ha visto y que solo conoce por fotografías.
Su último cuadro es una escena de playa en cuya arena descansa una tortuga mal proporcionada. Enojada con su situación, cada rato discute con su abuela, que le habla desde fuera del cuarto.
Sin embargo, una noche se va la electricidad y un extraño personaje visita a la pequeña: Nada menos que Francisco de Góngora Quevedo y Argote, con un caparazón en el lomo. Es la tortuga de la pintura que, tras las presentaciones y algo de plática, habla con la niña y hacen amistad. Ella, para abreviar, le llama Gon, y se dice “descubridor que hace descubriciones”.
Gon es su confidente y Mar le habla de Inés, y él elabora un plan para ir a buscar, a través de la imaginación. No la hallarán, pero ella escucha hablar a sus padres que han regresado, y empieza a preguntar si «¿las niñas tenemos dueño?” o si “¿en algún momento de mi vida seré propiedad de alguien?».
Su amigo Gon, no sabe qué responder. Pero saben que Inés era una niña simpática, curiosa, algo ingenua, y que Él se la llevó y al final, la moraleja, cuando dirigiéndose al público, hablan de la necesidad de platicar más con los hijos, aconsejarlos, hacerles ver las cosas que pasan en la vida, sobre todo a esa edad de cambios que es la adolescencia y en un mundo tan incierto como el que se vive hoy.


