Mazatlán.- La création du monde (La creación del mundo) de Darius Milhaud fue la obra con la que el Mtro. Sergio Freeman inicio como el nuevo Director de la Camerata Mazatlán, la pieza compuesta en 1923 demanda en la dirección arte y visión para mantener viva y chispeante la música, el ritmo marcado con la batuta del maestro Freeman entusiasmo emocionalmente a la audiencia, mientras la mano izquierda daba la instrucción de la intensidad en el sonido de los instrumentos.
Para Herbert Glass, ex crítico y columnista de los Angeles Times, “La création du monde” el sonido de los instrumentos de viento y cuerdas se encuentran entre los usos más originales a los que se ha dedicado la forma barroca, un preludio de jazz y fuga, alcanzando un clímax espectacularmente caótico: El Dixieland (estilo de jazz-hot) se desborda. Los dos temas precedentes se repiten tranquilamente, dando paso a una meditada melodía de oboe que sugiere a la vez el blues y la música de los pastores de la Provenza natal del compositor.
Esta descripción se empató con lo que el Mtro. Sergio Freeman y la Camerata Mazatlán, nos hicieron sentir con el modernismo de Darius Milhaud.
La elegancia vocal de Rebeca de Rueda -soprano- en “Knoxville: Summer of 1945”, de Samuel Barber, obra compuesta para voz y orquesta, reafirmó el enorme rango vocal y la perfecta articulación dramática hicieron que después de la introducción de los instrumentos de viento, visualizáramos paisajes veraniegos y contempláramos quizás a una sirena que nos hipnotizaba con su canto, las probabilidades de encantarnos con esta oda de amor interpretada por la Camerata Mazatlán y Rebeca de Rueda, pudieran ser absolutas.
Con un fuerte aroma mexicano, se evidencio que la inspiración musical no tiene fronteras, “Three Latín American Sketches” de Aaron Copland (compositor que representa a Estados Unidos en el siglo XX) resultaron esbozos de sutiles elementos rítmicos y un aún más sutil trasfondo folclórico, ni uno ni otro se le escaparon a la Camerata Mazatlán y su Director Sergio Freeman.
Estribillo, Paisaje Mexicano y Danza de Jalisco dejó ver que la música difícil deja de serlo cuando se toca tan bien como esta noche.
Graffiti, de Carlos Simón, fue la última pieza interpretada, el percusionista Iván Manzanilla destacó que es una pieza grande y compleja ya que tiene algunos toques, citas y estilos que se acercan al jazz, rock y swing. También tiene partes muy modernas donde la cuerda tiene que hacer sonidos y efectos que no son convencionales y esto de como resultado una obra muy variada y completa.
Agregó que la música contemporánea provee siempre de nuevos retos, ya que es una música que a veces esta experimentando nuevos caminos, y eso a veces le puede sorprender al público, pero siempre hay cosas interesantes y sorpresas agradables que encienden la curiosidad.
Sin duda, una noche en donde el horizonte musical se expandió abarcando todos los sentidos, indica un comunicado.