Culiacán.- Este martes 23 a las 16:00 horas, en la Sala Audiovisual Lumierè del Instituto Sinaloense de Cultura, se presenta el filme Dead man, en el inicio de un homenaje al cineasta estadounidense Jim Jarmusch, importante exponente del cine independiente.

El programa, con entrada libre, para esta semana continúa el miércoles 24 con Ghost dog the way of the samurai, (Estados Unidos, 1999); el jueves 25 con Coffee and cigarettes (EU, 2003), el viernes 26 con Broken flowers (EU, 2005) y cierra el sábado 27 con The limits of control (EU, 2009).

Mal recibida por los críticos mainstream estadounidenses, Dead Man (Hombre muerto) tuvo muy buena acogida internacional y entre los críticos, muchos de los cuales la consideraron como una visionaria obra maestra.
Se ha destacado por ser una de las pocas películas realizadas por un caucásico que presenta la auténtica cultura de los nativos americanos, aunque también ha atraído comentarios positivos y negativos por su representación del oeste americano, la violencia y los nativos americanos.

Jim Jarmusch es un director, guionista, actor, productor, montador y compositor quien , desde la década de 1980 ha dirigido (y musicalizado) una importante filmografía y, aunque sus películas en general están ambientadas en Estados Unidos, ha declarado que él observa a su país «desde los ojos de un extranjero», con la intención de crear una forma de cine internacional que sintetice el cine europeo y japonés con el de Hollywood.

A menudo sus películas han incluido actores y personajes extranjeros, y (por momentos) contiene diálogos en otros idiomas. En sus dos últimas películas de los 90, hace hincapié en experiencias violentas de diferentes culturas, y en apropiaciones textuales entre culturas.

“La clave, creo, para Jim, es que se quedó canoso cuando tenía 15… Como resultado, siempre se sintió como un inmigrante en el mundo adolescente. Ha sido un inmigrante -un benévolo y fascinado extranjero- desde ese entonces. Y todas sus películas son sobre eso”, escribió sobre Jarmusch en el The New York Times, en 2005, Tom Waits.

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