Culiacán.- Con un programa considerado como festivo, integrado con piezas basadas en danzas populares, la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes se presentó con el programa Cumbia, danzón y huapango, cuarto de su Temporada de Otoño, estrenando como director titular al Mtro. Alexandre Da Costa, en una noche no exenta de sorpresas y de gratos momentos que el público aplaudió agradecido.

Abrió fuerte con las notas del siempre agradecible Danzón No 2, de Arturo Márquez (Sonora, 1950–), primero de cuatro programados para este concierto, con arreglos de Carlos Guadarrama, violista de la OSSLA, para dar protagonismo al violín tocado por el mismo Da Costa, quien se presentó ya no solo como director titular sino además como “un músico más de la Orquesta”.

La pieza provocó el entusiasmo de los presentes, que lo expresaron con intensos aplausos, y continuó con las Danzas de Galanta, del autor húngaro Zoltán Kodály (1882–1967), una pieza que congrega danzas típicas de varias regiones de esa región de Europa, y caracterizada por exigir el virtuosismo en cada uno de los instrumentos.

Tras un intermedio, y con Da Costa ataviado con pantalón charro y saco de frac, aludiendo al Mes de la Patria, continuó con otro Danzón de Márquez, el número 4, en el que el ritmo cadencioso, elegante y cálido, se hizo sentir de nuevo para solaz de los presentes. Y el Danzón número 5, subtitulado «Portales de madrugada», originalmente para cuatro clarinetes y en la que el violín del Mtro. Da Costa fue pieza clave otra vez.

El programa, que se replica este domingo a las 12:30 en el Teatro Pablo de Villavicencio, con entrada libre, siguió con un cuarto arreglo de Guadarrama, el Danzón No. 6, de Márquez, en cuya interpretación vertió todo su virtuosismo, con un arreglo precioso que, dijo hace unos días, «a Arturo le encantaría».

Luego, de un compositor culichi y miembro de la OSSLA, La Cumbia barroca, la cual tuvo, dijo, el honor de dirigirle en Canadá recientemente, y fue un éxito, y en la cual también ejecutó la parte principal con su violín, y cuyo final fue ovacionado largamente por el público.

Luego, el famoso Huapango, de José Pablo Moncayo, que de tan conocida, gustada y comentada, poco es lo que se puede añadir, pero que fue igualmente degustada y aplaudida por los presentes, en lo que sería el fin del concierto.

Sin embargo, hubo un primer encore, sorpresivo, cuando el Mtro. Da Costa cambió papeles con el violinista Samuel Murillo y le cedió el honor de dirigir la Cumbia 50 -obra estrenada hace unos meses y compuesta para conmemorar el medio siglo de Difocur- Isic-, mientras el director se sentaba en la butaca del culichi para tocar su parte del violín, tras lo cual la rítmica melodía empezó a provocar el entusiasmo de los concurrentes con su ritmo pegajoso, en un final fuera de serie por lo emotivo.

Y hubo otra sorpresa más con un segundo encore, en el que el maestro Da Costa tocó la conocida pieza de Manuel M. Ponce, Estrellita, interpretada por él mismo en la melodía principal, mientras dirigía a la Orquesta, como suele hacer, con lo que definitivamente, concluyó este programa, entre el beneplácito del numeroso público asistente, indica un comunicado.

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