Salma Hayek y su hija Valentina Paloma Pinault posaron por primera vez juntas para la portada de Vogue México y Latinoamérica, por el Día de las Madres.
La actriz mexicana Irene Azuela mantuvo una conversación con madre e hija sobre todo aquello que aman, lo que celebran y aquello de lo que se ríen cuando nadie las observa.
«Somos la sangre que corre por nuestras venas, las experiencias que nos unen, las lecciones que nos dejan, las iniciativas que tomamos, los riesgos que corremos, las memorias que construimos y lo que decidimos no abandonar jamás».
Esas son solo algunas lecciones que la actriz y productora veracruzana Salma Hayek y Valentina Paloma Pinault dejan con esta narrativa visual y portada en las que aparecen juntas por primera vez, publicó la revista Vogue.
Valentina expuso lo que significa para ella hablar con su mamá en español.
«Cuando estamos con más personas me gusta porque es como un secreto porque nadie habla español, porque con mi papá hablo en francés».
Salma añadió que le habla en español a su hija si no quiere que la entiendan los que están alrededor.
«Además, creo que refuerza la unidad, el vínculo familiar, fortalece el lazo que tenemos», consideró la actriz.
Mamá e hija hablaron de la ropa que comparten, de la moda.
«En esta casa nos peleamos por la ropa porque se lleva todo de mi clóset. Luego no encuentro nada», contó Salma.
Valentiña relató que le encanta la ropa de su mamá.
«En general siempre uso lo que me gusta, casi no me fijo en la marca. En general me agrada también combinar y llevar piezas vintage. Sí me gustan las marcas, pero no uso las cosas por eso, solo porque me gusta», indicó.
«En general yo uso sweats, pero cuando quiero arreglarme un poco más me gusta ponerme cosas que expresen mi estilo y quién soy. Solo si uso un bikini me compro un overall para llevarlo en la playa. También creo que lo cambio mucho porque depende mucho de quién quiero ser ese día. Probablemente hay días en los que quiero llevar algo totalmente negro y hay otros donde puedo llevar muchos colores. Depende de quién quiero ser».
«Y también lo hago con mi pelo y mi maquillaje, porque suma algo a la persona que quiero ser ese día: me encanta el maquillaje, tengo mucho, pero no me lo hago para ser muy linda o porque me quiero quitar imperfecciones. A veces no me quiero aplicar concealer porque creo que las ojeras agregan algo más. Me gusta usar maquillaje de muchos colores y, no sé: me gusta explorarlo.
La actriz hollywoodense aseguró que Valentina desde pequeña nunca la dejó escogerle su ropa, lo que siempre le gustó.
«Además con el maquillaje es muy buena. Yo soy buena para el maquillaje, pero ahora ella me enseña a mí».
Salma recordó que se volvió madre muy tarde.
«Lo hice ya que encontré a la pareja de mi vida, que tenía una carrera estable, pero es que yo ya tenía tantas ganas de tener a esta hija que ya nada más me importaba. Ni mi carrera ni nada, creo que eso me ayudó mucho. Además sentí que ya había hecho muchas cosas en mi vida, entonces ya era una etapa distinta para mí porque ya había hecho cosas de las que ya me sentía muy orgullosa».
François [Henri Pinault] me ayudó mucho porque estaba dispuesta a no trabajar más, pero cuando Valentina tenía poco más de un año, me dijo que tenía que regresar a trabajar porque en algún punto podría extrañar mi profesión, porque además es una que celebra porque permite darle rienda suelta a mi creatividad, y porque soy artista».
Comenzó a actuar poco a poco cuando su hija tenía alrededor de 3 años tres años, pero fue cuando cumplió 7 que empezó a tener su ritmo y espacio propio.
«En mi caso, aunque he logrado seguir actuando y he podido mantener viva mi profesión y la adoro, no es fácil ningún día, hay momentos en donde las decisiones se vuelven cada vez más complicadas. Es un hecho que la familia pasa a primer plano siempre», aseguró.
La estrella de Hollywood relató cómo ha compaginado su labor de madre, esposa y actriz.
«Si te das cuenta, mis papeles son importantes pero pequeños en películas muy grandes; no puedo hacer proyectos demasiado largos. A veces con François nos ponemos de acuerdo, pero tratamos de que no sea mucho tiempo. Salvo cuando ella se va de campamento, creo que ahí sí pido que me traigan una película.
«Mi mamá se va por dos semanas y la verdad es que eso no es mucho para mí, yo le digo que vaya y haga sus películas, que yo voy a estar bien», añadió la jovencita.
«Mamá mexicana es mamá mexicana, no importa en donde estés…», indicó Salma.
«Siempre me habla, que si ya comí, que si ya me dormí. No importa si está en L.A. y yo en Londres, me marca. Y sí, yo le tengo que enseñar a usar el teléfono».
Salma habló de la decisión de ser o no ser madre.
«Creo que es muy importante que la mujer pueda decidir ser o no ser madre por y para ella, sin sentir culpa. Miremos este mundo en el que estamos viviendo: ser madre da más miedo que nunca, además es demasiado lo que se les pide a las mujeres, eso es algo que no ha terminado nunca», comentó.
«También se ha dicho que si no eres madre, no eres una mujer completa y no tiene que ser eso, hay muchas maneras de ejercitar el instinto maternal, que además no todas los tenemos igual y eso es muy importante respetarlo. Puedo decirte que yo entiendo cuál era mi caso, pero hay quienes no lo desean y está bien. Ser madre es maravilloso, pero también tiene sus cosas; por ejemplo yo siempre estoy preocupada, veo la ansiedad, problemas con salud mental, con el medio ambiente, la cantidad de drogas que aparecen».
Sobre las ilusiones que tiene, Valentina habló de lo que quisiera ser de adulta.
«Quiero cosas distintas, pero casi siempre me muevo entre cuatro. Me gustaría ser actriz y después directora porque eso es lo que tiene sentido en mi cabeza. Además, creo que debe ser más complicado ser director si no tienes experiencia del otro lado de la pantalla, eso podría ayudar a dirigir».
Salma contó que trae algo en la cabeza que le gustaría dirigir.
«Los tiempos son muy complicados con el mundo del streaming. Aunque claro, si soy sincera lo cierto es que respecto al futuro del cine, me rehúso a creer que va a morir la bella tradición de ir y encontrarte con extraños y conectarse a través de una ventana a un mundo distinto que crea una experiencia colectiva e íntima al mismo tiempo».
«Creo que en este momento es muy necesario, particularmente por todos esos aparatos con los que convivimos y que nos enajenan de cierta manera. La sensación de la colectividad creó una gran importancia tras la cuarentena en la que vivimos durante muchísimo tiempo».
Salma dijo que ha visto lo que su hija puede hacer, pero que cuando se actúa de muy joven se pierde el anonimato.
«Creo que a nivel general, lo mejor es mantener y tener una estrategia de vida que te permita tener una faceta artística, una profesional y otra como mujer, sabiendo que siempre una de esas cosas se arriesga un poco», consideró la productora.
«Cada persona tiene una sensibilidad distinta: lo tienes que ir armando, realmente no hay nadie que te diga cómo hacerlo. Significa entender qué sacrificas, qué da o que quita».
Salma señaló que si se ama una profesión y se lleva a cabo, entonces se tiene el éxito del mundo, se ha ganado.
«En cambio puedes tener muchas películas taquilleras, y puede irte bien económicamente, pero no sé si eso sea éxito. Tú existes cuando haces que un personaje exista y cobre vida. Recuerdo un personaje que me engrandecía y me hizo sentir bien: Beatriz at Dinner. Ese momento hizo magia y no deja de existir en mí».
Salma dijo que ve todos los días las redes sociales, es una de sus rutinas.
«Cuando estoy en Instagram, creo que lo que más disfruto es ver fotografías de increíbles destinos o de animales. A veces veo a otros actores».
Valentina aseguró que hay personas que lee gusta saber qué productos usan o dónde compraron sus cosas, es como buscar inspiración, y que le gusta cuando lo hacen muy personal.
«Creo que a mi generación o mis amigas no les importa mucho cuántos Likes tengas, sino tener algo qué decir. Los chicos de mi edad, no ponemos todo de nuestras vidas; en mi caso, quiero poner cosas en mis redes sobre quién quiero ser, pero lo importante también está allá afuera. Nosotros de lo que hablamos hoy son problemas que cada quien busca abordar de manera distinta: puede ser el medio ambiente, la importancia de la sexualidad, la raza o los estándares de belleza», señaló la joven.
«Creo que en mi caso, lo que realmente me importa son las personas sin hogar, porque tengo amigas que no tienen una casa. Ahora en la escuela, hago un voluntariado en donde voy a una soup kitchen; ahí conocí a una mujer de L.A. que era mexicana y eso movió algo en mí».
«Aprendí que cada persona que no tiene casa posee una historia distinta, todos asumen que no tienen hogar por las drogas o porque no trabajan. Es más, cuando ves a alguien durmiendo en la calle tienen la misma reacción: lo sientes, pero no te quieres acercar. Creo que es importante más bien acercarte y escuchar en vez de pasar de ellos y creer que no es tu problema o nuestro problema».
Valentina dijo que es necesario escuchar sus historias porque eso hace mucho más que solo dar dinero a una organización, porque realmente es buscar ser parte de ese cambio.
«Creo que el hecho de que te importe lo suficiente para escucharlo es relevante, porque duele ser invisible de esa manera. Hay mucho que puedes hacer y que puedes empezar con un pequeño gesto para poder hacer un cambio, pero todo tiene que empezar por darle importancia a esas cosas».
Salma y Valentina enseñan que la vida tiene poco (o nada) que ver con guiones escritos y preguntas prehechas, que hay espacios y momentos para asombrarse, reírse, hablar de lo que las divide y reflexionar sobre lo que las une. (Entrevista retomada de la revista Vogue/Fotos: Nico Bustos).