Culiacán.- Al dictar la conferencia Empresarios y empresas estadunidenses en el Valle del Fuerte durante el Porfiriato, el historiador Francisco Padilla Beltrán destacó el importante papel que jugaron los empresarios extranjeros en el desarrollo del país y su modernización durante y después del ese periodo histórico de México.

Lo anterior, en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, dentro del ciclo de conferencias Sinaloa y los Estados Unidos: Episodios de su historia conjunta, desarrollado desde mediados de este año por el Instituto Sinaloense de Cultura, La Crónica de Sinaloa A.C., el Colegio de Historiadores de Sinaloa y la Facultad de Historia de la UAS, para conmemorar los 200 años de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.

Autor del libro Los empresarios del Valle de El Fuerte durante el Porfiriato, en el que desarrolla un estudio basado más en empresarios mexicanos o por empresas con mayoría de capital nacional, su alocución de antenoche se enfocó más al papel de las empresas norteamericanas en la transformación socioeconómica del Valle de El Fuerte.

Indicó que la participación de sus capitales fue decisiva en la conformación del mosaico económico de la región durante y aun después del Porfiriato, y analizó el papel jugado por compañías y personajes como Albert K. Owen, en su papel de empresario, The Texas -Topolobampo and Pacífic, Railway and Telegraph; The Kansas City – México y Oriente Railway (de Arthur Stilwell) y las empresas formadas por Benjamín F. Johnston, entre otros.

Ello se dio, dijo, desde fines de la década de 1870, con el inicio del Porfiriato, cuando el país arribó a una relativa relatividad política y social, y durante el cual se promulgaron algunas leyes que permitieron la inversión extranjera, lo que fue el detonante que hizo germinar las condiciones necesarias para la modernización del país.

Comentó que el Valle de El Fuerte es una región con muchos recursos, con las bahías de Topolobampo y de Ohuira, para comunicar al Pacifico con el Atlántico, aprovechar la producción de caña de azúcar, además de la existencia de un río caudaloso para irrigar todo aquel valle, por lo que a la inversión extranjera se les hizo muy atractivo este proyecto que inició Owen desde que llegó en 1894 y se dio cuenta de la importancia de la bahía y de la ruta del ferrocarril hacia Chihuahua y luego a Texas.

Owen fue el pionero de estos proyectos, y tras él llegan otros más, en un proceso de expansión norteamericana que coincide con el Porfiriato, el cual permite la migración de extranjeros con sus familias al país y la inversión extranjera.

“A veces los historiadores y cronistas tienen una especie de refracción hacia los extranjeros, pero lo cierto es que ellos también sentaron las bases para el desarrollo, pues a partir del ingenio azucarero de Johnston, inició el desarrollo de ese valle”, dijo.

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