Culiacán.- Al presentar su libro “Entre Santos, Diablos y Tenanchis” (Edit. UAS, 2025), la antropóloga Olga Beatriz García Rodríguez expresó que este libro invita a saber que Culiacán no es sólo violencia, que también tiene cultura y ciertas tradiciones que se deben de conocer, y es que la cultura es integral: No se puede entender la historia si no se comprende la economía, o esas relaciones sociales de noviazgo y matrimonio.

El libro fue presentado en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario del Instituto Sinaloense de Cultura, en el marco del Festival Cultural Sinaloa 2025, con comentarios de Stephanie Cortez Aguilar y de Ana Denisse Torres Sotelo.

La obra, en la que se analiza las tradiciones y religiosidad popular en San Francisco de Tacuichamona, al sur de Culiacán, nació de su interés por hacer un trabajo antropológico sobre el centro de Sinaloa, sobre todo de Culiacán, donde, si bien hay muchos trabajos históricos, de los antropológicos se tienen pocos, y al recorrer las sindicaturas, conoció el lado sur de Culiacán y las dinámicas sociales que se presentan en Eldorado, El Salado, San Lorenzo, Quilá y Tacuichamona.

Asi escuchó que Tacuichamona era un asentamiento redondo y que presumían mucho la tradición cultural de Semana Santa, que, aunque es una celebración católica, trasciende a la religión porque hay también un elemento turístico y habló del trabajo de campo que realizó durante cinco años y en el que incluyó a niños de primaria, que dan información que los adultos suelen callar por diversos motivos.

“Y es que la religiosidad refleja ciertas dinámicas que parece que no entran en ella; yo creo que nuestro sistema de creencias evidencia más datos duros y datos subjetivos de las comunidades que las que nosotros estudiamos”, dijo la autora.

Por su parte, Torres Sotelo, comentó que el libro invita a pensar en Tacuichamona, no sólo como un espacio geográfico, sino como un espacio social donde convergen múltiples aspectos culturales que dan identidad propia a la comunidad y otorga valor a los elementos simbólicos desde las perspectivas de los jóvenes y adultos, ancianos y niños.

El libro se estructura en tres capítulos: El primero con la etnografía general de San Francisco de Tacuichamona, con antecedentes históricos, económicos, políticos, geográficos y sociales.

El segundo se refiere a las prácticas y creencias públicas de la religiosidad, y el tercero está dedicado a la celebración de la Semana Santa que, en esta comunidad tiene un sello distintivo.

Stephanie Cortez a su vez, dijo que este trabajo de campo sobre santos, diablos y tenanchis, no sólo rescata la tradición viva de Tacuichamona, sino también nos muestra con rigor y sensibilidad, cómo esa religiosidad popular se articula a ese entramado, a esas relaciones que existen en la sociedad y que en ese pequeño espacio las podemos encontrar.

“Nos narra que recorrió 18 sindicaturas de Culiacán y combinando sus observaciones, entrevistas abiertas, encuestas escolares, hace una descripción intensa para desentrañar los significados culturales profundos a partir de todas estas narrativas que fue recopilando a lo largo de 5 años, entre el 2014 al 2020, en un contexto distinto a lo que se vive hoy”, puntualizó.

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