Culiacán.- Un jubiloso y ovacionado cierre tuvo la Temporada de Primavera 2024 de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, con el programa Finale.
Durante el cierre el compositor sinaloense Samuel Murillo fue aplaudido por su estreno mundial de la pieza Summum cumbia, mientras que el destacado pianista Ángel Gabriel López López ofreció una magistral participación como solitas en la Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Sergei Rachmaninoff.
Bajo la dirección artística del Mtro. Eduardo García Barrios, director titular de la OSSLA, la función se complementó con el bellísimo poema sinfónico Los pinos de Roma, del italiano Ottorino Respighi, en una función que se replicará este domingo 30 a las 12:30 horas, en el Teatro Pablo de Villavicencio del Instituto Sinaloense de Cultura, con boletos a un costo de 50 pesos por persona, a beneficio de la Orquesta.
De Samuel Murillo, de Culiacán, violinista de la orquesta, el programa abrió con el estreno mundial de la pieza Súmmum cumbia, un tema movidito y alegre pero breve, en el que sobresale el ritmo estrella de Colombia, que convive con aires de barroco en un divertimento que fue muy celebrado.
El maestro Murillo, quien ha estrenado otras memorables piezas con la OSSLA, recibió los aplausos y ovaciones directamente, levantándose desde su silla en primera fila de los violines primeros, justo detrás de la concertino, Olena Bogaychuk.
Le siguió la Rapsodia sobre un tema de Paganini, con la participación del pianista Ángel Gabriel López López, egresado con honores de la Orquesta Escuela Carlos Chávez y alumno de una discípula del maestroMikhail Voskresensky, virtuoso ruso del piano a quien tuvimos aquí en mayo pasado y con su misma escuela.
La famosa obra de Rachmaninoff está basada en el último de los 24 caprichos para violín, del italiano Niccolò Paganini, muy conocido, pero no menos conocidas estas variaciones hecha por Rachmaninoff, con su Dies irae incluida y su hermosa variación 18 en que el piano, manejado magistralmente, se abraza con la orquesta en una bella melodía muy recurrente en películas. El intérprete fue premiado con un largo aplauso y bravos, y aunque regresó una vez a agradecerles, no concedió un encore.
La segunda parte del programa fue el poema sinfónicoLos Pinos de Roma, de Ottorino Respigui, un autor italiano de entreguerras, con sus cuatro movimientos:Los pinos de Villa Borghese, un allegretto vivace, que nos remonta al bullicio infantil y a las travesuras y a la animación de la vida callejera.
Le siguió Pinos cerca de una catacumba, lento, que nos remonta a las catacumbas donde se originó el cristianismo y a los cánticos religiosos, para continuar el recorrido por Los pinos del Janículo), también y que aborda la noche y sus misterios, rubricado con el canto del ruiseñor y el batir de alas.
Y el cierre, vigoroso, apabullante, Los pinos de la ViaApia, en tiempo de marcha, que evoca el regreso triunfal de los ejércitos romanos, cargados de riquezas y de esclavos, pero que el maestro García Barrios prefirió creer que en realidad es la marcha triunfal del espíritu humano y de la vida lo que evoca. Impresionante, con un sonido increíble creciendo, como en Ravel, marcado por los metales pero sobre todo las percusiones.
El público reaccionó con un estruendoso y largo aplauso a los músicos, indica un comunicado.