Culiacán.- Una cálida noche dedicada a ritmos y autores latinoamericanos dedicó el virtuoso cubano Manuel Espinás, en el Teatro Socorro Astol, del Instituto Sinaloense de Cultural, al final de la cuarta jornada del XXIII Festival y Concurso Internacional de Guitarra Sinaloa 2023, donde cosechó aplausos y bravos a su dedicación y talento.
El maestro Manuel Espinás abrió con una excelente interpretación de El Decamerón negro, del cubano Leo Brouwer, con las escenas El arpa del guerrero, Huida de los amantes por el Valle de los Ecos y Balada de la doncella enamorada, tres escenas que nos evocan a un guerrero que deja sus ejércitos para refugiarse en un mundo con su amada.
Espinás inició así un pequeño homenaje al santón cubano de la composición para guitarra, aun viviente y considerado de lo mejores en el mundo, y quien sublima los ritmos cubanos para la guitarra. Le dedicó más de la mitad del concierto, al seguir con una pieza de corte coreográfico: Elogio de la danza, que contiene las escenas Lento y Obstinato.
La tercera fue la Sonata No.1, integrada por las piezas Fandangos y boleros, Sarabanda de Scriabin y Toccata de Pasquini, también de clara influencia de ritmos cubanos, indica un comunicado del ISIC.
Siguió la noche latina con los Cinco preludios para guitarra, del brasileño Heitor Villa-Lobos, con los movimientos Melodía lírica, Melodía capadocia, Bachiana, Homenaje a los indios y Vals lento, que retrata diversos aspectos de la vida social brasileña. ¡Preciosos!
Cerró con la Sonata opus47, del argentino Alberto Ginastera (con los movimientos Esordio, Scherzo, Canto y Finale), inspirados también en los sones de la pampa argentina y en la que desplegó múltiples recursos como los golpes a la caja y tallones a las cuerdas para producir nuevos sonidos.
Ante las ovaciones y aplausos finales, regaló un pilón: Lágrima, del español Francisco Tárrega.
La jornada de este jueves se complementó con un concierto a cargo de José Francisco Rodríguez en la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, en Pericos y otro más de la maestra Kasia Smolarek en el Teatro Lince de la Universidad Autónoma de Occidente, en esta capital.