Su voz se quedó en miles de personas gracias a la radio, pero su sencillez, amabilidad y simpatía se apoderó del corazón de todos aquellos que lograron conocerlo. Hoy, con tristeza les informo que anoche 21 de septiembre falleció Jesús Guillermo Chucuán Soto, una leyenda en la locución.
El señor Chucuán tenía años retirando y disfrutando a los suyos en su casa, sin embargo su deceso se debió por complicaciones de salud a los 87 años de edad.
Sus restos serán velado a partir de las 12:00 horas en Moreh, del bulevar Zapata, para mañana ser cremados.
Desde esta redacción van mis condolencias a su amable y querida familia que tuve la fortuna de conocer.
¡GRACIAS POR SU AMISTAD Y CONFIANZA!
En el año 2015, el señor Chucuan recibió un homenaje por sus 50 años en la locución por parte de Tardes Alegres en tu Comunidad y tuve la oportunidad de entrevistarlo previamente.
Tuve la suerte de ser recibida en su casa, donde muy amablemente me dio la oportunidad de conocerlo a través de una larga entrevista, que hice para mi canal de YouTube, pero también para periódico Noroeste, donde laboraba todavía, y a continuación se las compartiré:
“Muy buenos días amable auditorio, están escuchando XENSM, desde Navolato, Sinaloa; estamos iniciando nuestro servicio de prueba a través de esta estación hoy 13 de abril de 1963, les saluda su servidor y amigo Jesús Guillermo Chucuán Soto y los invito a que me acompañen escuchando música ranchera…», se escuchaba la voz joven en las radios de la ciudad cañera al iniciar el día.
Chucuán, quien vio la vida el 20 de julio de 1936 en la calle Benito Juárez, en Navolato, inició la locución en la frecuencia 830 de su ciudad natal, posteriormente se cambió a Culiacán, hasta donde hace cuatro años trabajó en Grupo Acir.
Su voz educada y amigable llegó más allá de la frontera mexicana e hizo conexión con los sinaloenses radicados en el país del norte en sus inicios, rápidamente se ganó el cariño del radioescucha.
INFANCIA DE LUCHA
Hijo de Jesús Chucuán Pérez y Guillermina Soto Medina, con ocho hermanos en casa, la vida no era sencilla, sin embargo, como cualquier niño hacía travesuras y se divertía.
«Era como todos los niños, juguetón, travieso, me reunía con varios amiguitos del barrio, y una vez jugábamos a los policías y ladrones, me quité los zapatos nuevos y los enterré, ya después no los pude localizar», relató entre risas.
Mi ángel de la guarda fue mi abuelita, quien me salvó de una buena regañada; cuando nos cambiamos a la calle Hidalgo con unos tíos, ahí trambeaba carretas, fue cuando me salió un grano (nacido) en la espalda».
Jesús Guillermo Chucuan
Fue entonces que la vida le dio un giro de 180 grados, ya que el grano se le infectó y a raíz de una septicemia (envenenamiento de la sangre), lo trasladaron a la Ciudad de México, donde estuvo un año 8meses.
«Tenía 8 años, estaba cursando el primer año en la primaria, empezaron operándome de las anginas porque no se me quitaba la calentura; después me enyesaron las piernas y me pusieron unos aparatos», compartió.
«Cada día le daba vuelta a los aparatos para estirar los piernas porque las tenía dobladas; después de estirar ambas piernas me operaron de los muslos, estuve internado en el Hospital Infantil».
«Gracias a Dios estamos aquí con limitaciones, pero contento y a gusto, porque he contado con el apoyo de mi esposa, de mis hijos, ahora de mis nietos que son ocho y la familia que me ha dado ánimo para seguir luchando en la vida».
Chucuán hizo de la muleta su segunda pierna y con ella no paraba por la ciudad. Diariamente iba y venía a la escuela dos veces al día.
«Para que el camino se me dificultara menos era un soñador despierto empedernido, me imaginaba que andaba en otras cosas, que era un gran beisbolista, al llegar a la escuela despertaba a la realidad».
EL LLAMADO DE LA LOCUCIÓN
Gracias a su tío Felipe, Chucuán conoció la locución y de inmediato hizo click; se encargaba de anunciar los artículos de una tienda montado en una camioneta a través del aparato de sonido, empezó a disfrutarlo.
Ahí empecé a agarrar el micrófono y a perderle el miedo a ese aparatito que aparentemente no dice nada, pero muchas veces se queda uno mudo, y cuando he sido maestro de ceremonias, digo: ‘cómo empiezo’, y ya que lo hago, como dicen las nuevas generaciones: ‘agarro la onda'».
Un locutor de la CQ fue el que lo invitó a probara suerte, le llevó años, pero lo logró; entonces nació la estación XENSM en Navolato y no lo pensó dos veces, dejó el otro trabajo que tenía en una oficina de contratistas. Chucuán era escuchado de 6:00 a 8:00 y de 10:00 a 12:00 horas.
Tras varios meses de estar en Navolato la emisión se cambió a Culiacán, donde también sus siglas fueron diferentes: XEVQ, después lo compró periódico Noroeste, en el periodo de Silvino Silva, con el tiempo lo vendió a Grupo Acir.
Trabajé al lado de la señora Dora Leticia Carrillo Beltrán durante 25 años, aprendí mucho de ella en la organización, en creatividad, porque era una señora creativa, una dama de mucho respeto, con cariño nos trataba y sobre todo con una amistad plena a todos los trabajadores».
«Durante 50 años estuve trabajando en radio, pero los años más fructíferos fueron al lado de la señora Leticia, nos ha dejado un gran legado a todos los que trabajamos junto a ella».
Para obtener el documento que lo acreditara como locutor, Chucuán realizó dos exámenes, uno escrito de cultura general y otro oral en la Ciudad de México, gracias al apoyo económico de Audelio López.
«Ahora, con una carta del gerente o del concesionario, aunque no sepas manejar el micrófono te dan la carta, mandas tus papeles de escolaridad, lo mínimo es secundaria, y te mandan tu certificado de aptitud, por eso se ha perdido mucho la radio», refirió.
«Existen algunos locutores que se les va la lengua y eso no es hacer cultura en la radio, considero que el locutor es un maestro que tiene alumnos, que no los conoces, pero que te escuchan y lo que tú digas puede ser aprendizaje o puede ser negativo; hay que ver a la radio como estación de cultura, debemos de hablar lo mejor que se pueda».
Chucuán mencionó que siguió los consejos que leyó de una entrevista del Dr I.Q.: hablar con palabras claras para que lo escucharán, para ser entendido y ganar auditorio, ser honesto, amigable, sencillo y puntual, y lo logró.
«No me considero el mejor locutor, como una vez me preguntaron, pero sí una persona que le gustó y que le sigue gustando la radio y que pasará mucho tiempo para que se me olvide o para que la lengua ya se me trabe», refirió desde la sala de su hogar.
-¿Cómo fue su último día en la radio?
«Triste, difícil porque me encontré a la salida del programa de La hora de la cruz, a la señor Leticia, y me dice: ‘en el próximo programa despídase de su auditorio’, porque la radio donde está va a cambiar, va a ser una radio combo: AM y FM, y va a cambiar la programación de lo ranchero a lo romántico», dijo con seriedad.
Carrillo le realizó un homenaje en Navolato, por petición de él, ya que la directora deseaba que fuera en el Casino Culiacán. Chucuán estuvo acompañado de Adelita Tapia, Gilberto García, el Trío Azteca y un sinfín de radioescuchas.
«NAVOLATO, MIS RECUERDOS Y MI AUTOBIOGRAFÍA»
Tras una rutina de 50 años, Chucuán debía iniciar una nueva vida, en la que se «peleaba» por dejar la disciplina de no despertar a las 02:30 de la madrugada, no ha sido sencillo; entonces se inició en el mundo cibernético.
-A través del internet puede hacer radio desde su casa, ¿lo ha pensado?
«Lo he pensado, pero no he conseguido los suficiente conocimientos para hacerlo», relató.
«Decidí comprar una laptop y decidí escribir un libro que no he terminado, no he tenido el dinero suficiente para que lo empiecen, se llama Navolato, mis recuerdos y mi autobiografía, estoy ahorita en los agradecimiento, mis maestros han sido mis hijos y mis nietos».
-La radio, ¿le dio mucho o le quitó?
«La radio me dio mucho, porque tuve mucho auditorio, me hicieron compadre algunas gentes de los ranchos, compadres que aún conservo».
-¿Cree que con la tecnología se ha perdido el contacto con el público?
«Hay mucha competencia, muchas estaciones de radio, unas muy buenas otras más o menos, y las redes sociales han tumbado mucho el auditorio».
-¿Hay algún locutor de las nueva generaciones que le guste escuchar?
«Me gusta escuchar a Alejandro Montiel, que trabaja en EXA porque en su programa hace chistes salados; a Jorge Idraín, a María Luisa Guerrero hasta la televisión la sigo, me gusta escuchar a Amelia Ibarra en Radiorama, a muchos compañeros.
-De no haber sido locutor, ¿qué le hubiera gustado ser?
«Iba a estudiar Contador Público, pero el cansancio me ganó en mi hombro y tengo dolores donde apoyo la muleta, no puedo estar mucho tiempo parado».
A las nuevas generaciones, Chucuán las invita a que estudien, analicen bien lo que es la locución.
«Sean responsables, no traten de inventar palabras que no deben pronunciarse en un micrófono, sean puntuales, honestos y que trabajen con mucha alegría y entusiasmo», recomendó.
«A todas esas nuevas generaciones de locutores que están llegando, que sean muy responsables, estar frente a un micrófono, no es una cosa que sea fácil, hay que tener palabras sencillas que te den la facilidad para que te comprendan lo que estas hablando».
LA FAMILIA
Desde hace 47 años se casó con Vicky Leyva, con quien procreó a Eduwiges de Jesús, Jesús Guillermo, Claudia Naomi y Karla Guadalupe, su compañera de vida.
«La conocí en la Plazuela de Navolato y me aceptó, para mí fue un gran logro, fue la única novia; cuando nos venimos a Culiacán no le permití trabajar no por machista, sino para que los niños se educaran bien, y así fue, tengo excelentes hijos», dijo orgulloso.
«Un contador público, un licenciado en administración de empresas, mi niña que murió le faltaba un mes para terminar su carrera de Ciencias de Comunicación y tenía un mes de casada, cuando le paso eso».
-¿Nadie de sus hijos heredó el gusto por el micrófono?
-Mi hijo, pero le dije ‘la radio no es para ti, no porque no te salga la voz bonita, si no porque la radio no es un modo para vivir, yo porque ya estoy ahí metido, y porque nunca busqué otro trabajo, sentía que a lo mejor me rechazaban'».
EN CORTO
-El gusto de Chucuán por el deporte lo hizo apoyarlo incansablemente, fue miembro del Club 20-30 de Culiacán, así como del Pentatlón y de un equipo de Softbol.
-Fue representante de una compañía discográfica sin recibir pago, con la cual descubrió a José Joaquín, «El Mayo» de Tierra Blanca, grabaron Los Populares del Llano, La Rondalla del Humaya, Los Jilgeritos del Naranjo, Los Tigres del Valle, hoy llamados Los Desertores, entre otros.
-El navolatense se ganó el cariño de los radioescuchas no solamente en su estado, si no más allá de la frontera mexicana, Alaska e incluso hasta Europa.