Marco Antonio Solis dijo que hacía mucho tiempo no se sentía tan emocionado como la noche del miércoles, cuando recibió el Premio Persona del Año que le otorgó la Academia Latina de Grabación, en Las Vegas.
«Hacía mucho tiempo que no me emocionaba tanto como esta noche, con tanto cariño, con tantos rostros conocidos por saludar, tanta gente que he conocido a lo largo de mi carrera, híjole, la verdad que es una gran familia», expresó el cantautor michoacano.
Gracias, muchas gracias a toda mi familia de la música y a los que van más a allá de ser compañeros de este camino, a los que hemos compartido juntos abajo de los escenarios, sin más reflectores que la luz incandescente de nuestra amistad, misma que valoro como lo que es, un tesoro incomparable la amistad, gracias a todos mis amigos», leyó el Buki.
Dio las gracias a la Academia, a Manuel, Emilio -Estefan– y dijo que se sintió honrado por este reconocimiento..
«No sé cómo llegué hasta aquí, creo que me he dejado llevar por mi intuición, y creo que es la vocecita consejera la chispa que lo enciende todo, la intuición».
Imagínense, dijo, a un niño de 12 años, saliendo de su pueblo natal Ario de Rosales, Michoacán, separado de sus padres y de otros seis hermanos y de sus amiguitos, un tanto asustado, pero con un corazoncito lleno de ilusiones, sin más equipaje que algo que no llegaba a ser una maleta y su guitarra, y sin más compañía que la de su primo Joel Solís, rumbo a la Ciudad de México, a una aventura que se atrevió a emprender, algo que hoy no creía, celebrando una carrera coronada exitosamente por la gracia de Dios y los seguidores que se han identificado con sus canciones y su estilo interpretativo.
«Eternamente agradecido de verdad, cómo no agradecer, cómo no estar feliz», indicó el Buki, la noche del miércoles.
Expresó que llegar a un momento de plenitud de sus facultades físicas y mentales al lado de sus seres amados, era un regalo extra.