Culiacán.- Una amena noche fue la que protagonizó el actor, pintor y director de teatro Héctor Monge, en la presentación de su poemario Crecientes, menguantes y plenilunios, ante un nutrido público reunido en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, con el apoyo del Instituto Sinaloense de Cultura.

Rodeado de numerosos amigos, en el día que además celebró su cumpleaños, el artista de la escena y de la plástica mostró su nueva faceta, en este caso de poeta, con una gran sensibilidad y con una serie de textos en muchos de los cuales la luna fue la protagonista.

El autor agradeció a quienes hicieron posible ese momento y sobre todo a quienes estuvieron presentes la noche del sábado en esta celebración a la poesía.

“Yo no soy literato ni poeta, ni intelectual, pero el pescador se hace pescando, el nadador se hace nadando, el que pega ladrillos es un artesano y un constructor y yo soy un trabajador del arte”, comentó al inicio de la velada.

Sobre el nombre de su poemario, Crecientes, menguantes y plenilunios, dijo que era un nombre muy rimbombante, pero en realidad llena lo que él quiere decir.

Luna, Lunado, Lunático, Esqueleto de pez, Réquiem para un cobarde, Tarde de ajedrez, Bruma, Derechito, Ronda de copeches, Recuerdos, Sí, como no, No hay remedio, fueron tan solo algunos de los poemas a los que el histrión dio lectura.

Héctor David Monge López de Nava realizó la carrera de cirujano dentista en la UNAM. Artista de la plástica y la escena, ejercita además la poesía y la elaboración de guiones. En su adolescencia estudió pintura y modelado en barro con el maestro Erasto Cortez Juárez.

Primer actor en la mayoría de los montajes que dirigió Óscar Liera con el Grupo Apolo, en Difocur, y más tarde en el Tatuas. Monge actuó en 28 obras bajo la dirección de Liera y una con Soledad Ruiz.

En cine ha actuado en El jinete de la Divina Providencia, dirigida por Óscar Blancarte, y durante cuarenta años ha dirigido el taller de teatro de la Escuela Activa Integral. En el 2001 retomó su carrera de actor con la Compañía de Teatro Sin Espacio de la UAS, en la obra ¿Quién baila mambo?

Dentro de la plástica, ha expuesto su obra tanto en forma individual como colectivamente. Ha sido seleccionado en la Bienal de Artes Plásticas del Noroeste, donde ha obtenido un segundo lugar y una mención honorífica, y en tres ocasiones en el Premio Antonio López Sáenz.

A esta larga lista de actividades dentro del quehacer cultural, viene a sumarse ahora su trabajo como poeta, gracias a Crecientes, menguantes y plenilunios.

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