Culiacán.- Una cálida noche con música basada en danzas populares, en la que predominaron los ritmos del danzón,  ofreció la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes en el Teatro Pablo de Villavicencio, con el programa El danzón según Márquez… y otras danzas, bajo la dirección del Mtro. Eduardo García Barrios, director titular de la Orquesta.

Dentro la Temporada de Primavera 2024 en su programa no. 5, la OSSLA ofreció una selección de danzones del famoso autor mexicano Arturo Márquez (Álamos, Sonora, 1950), el cual será replicado este domingo 26 a las 12:30 horas, con boletos a un costo de 100, 200 y 300, según la ubicación en el teatro, a beneficio de la OSSLA, a fin de cubrir sus necesidades.

El programa abrió con la bella y archiconocida Danza húngara No. 5, de Johannes Brahms, de la cual dijo García Barrios que no es propiamente de Hungría, sino una danza gitana, sin embargo, como húngaros se conoce aún a los gitanos en muchas partes, por su país de procedencia.

Siguió con un vals, un tipo de vals de origen popular reprobado en su tiempo, pero que poco a poco se fue posicionando hasta enraizarse en los más diversos países del mundo, y del autor armenio Aram Khachaturián, interpretó Mascarada, con su fuerte aire caucásico, el cual forma parte de una suite con ese título.

Más actual, la Obertura del musical West Side Story, del gran Leonard Bernstein, con su ritmo de jazz norteamericano con ribetes de un fabuloso mambo, en una adaptación de Romeo y Julieta, que fue muy aplaudido al terminar.

Y del gran español Manuel de Falla, la famosa Jota Aragonesa, de la suite El sombrero de tres picos, una pieza famosa y que muestra las conexiones entre la música mexicana con la hispana gracias al constante contacto cultural por medio siglo, indica un comunicado.

Luego, lo más esperado, los danzones del Arturo Márquez, un ritmo que, de los salones de baile caribeños llegó a las salas de concierto de todo el mundo, de la mano de este compositor sonorense, y que abrió con el Danzón No. 5, subtitulada como Portales de madrugada, en alusión a los portales de Veracruz y su calidez matinal en una noche de baile en el puerto.

Y aunque hay quien dice que todos los danzones de Márquez son iguales, cada uno tiene su carácter y su momento, como el Danzón No. 9, compuesto por encargo durante la presidencia de Donald Trump, y que alude al racismo y antimexicanismo en un sector de Estados Unidos, por lo que la misma partitura tiene indicaciones para ser tocado “con furia” a veces; “doloroso” en otras, y al final festivo. Último danzón de Márquez, cuando había cerrado ya el ciclo, escrita para la filarmónica de Los Ángeles.

Y el Danzón No. 8, dedicado a Maurice Ravel autor del famoso Bolero, del cual retoma un sonido instrumental que va in crescendo con instrumentos que se suman hasta llegar al clímax y desmoronarse sin más.

Cerró con el más célebre, el Danzón No. 2 que, gracias a la presencia de la OSSLA, ya es muy conocido y gustado en la localidad desde hace más de 20 años, una pieza relajante, evocadora, cálida y con un lirismo encantador, que la ha llevado a ser tocada a las antípodas del mundo, en el mismo Teatro Bolshoi.

Arturo Márquez es autor de En clave, Paisajes bajo el signo de cosmos, Danzón número 2, Danzón número 3, Danzón número 4, Zarabandeo, Máscaras, De Juárez a Maximiliano, En torno a Frida y Diego, Conga del Fuego Nuevo y Marchas de Duelo y de Ira. Además, compuso Espejos en la arena para cello y orquesta por encargo del violonchelista Carlos Prieto.

En 2005 estrenó su obra Sueños (todavía), cantata escénica para coro, bailarines, actores, mezzosoprano, barítono y orquesta, sobre textos y conceptos de: Guillermo Velásquez, Jefe Seattle, Martín Luther King, Virgen de Guadalupe, Silvestre Revueltas, Emiliano Zapata, Eduardo Langagne, Mahatma Gandhi y Cristovam Buarque.

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