Culiacán.- Una vibrante noche –noche de los dioses- se vivió el pasado jueves en el Teatro Pablo de Villavicencio, donde la violinista ucraniana Olga Khudoblyak y el chelista ecuatoriano Octavio Hidalgo fueron largamente aplaudidos y ovacionados, con la interpretación de los tres movimientos del Concierto para violín y violonchelo opus 102, de Johannes Brahms, en la noche inaugural de la Temporada de Otoño 2024 de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes.

Al dar la bienvenida al numeroso público asistente, el Mtro. Eduardo García Barrios, director titular de la Orquesta, comentó que esperan que así se mantenga para que cada vez más gente pueda acceder a todos los programas que está preparando la OSSLA para esta Temporada, la cual “tendrá de todo: música de los grandes clásicos, música romántica, música mexicana de rompe y rasga con Regina Orozco, ópera, ballet”, etcétera.

Luego entraron al escenario los solistas, Olga Khudoblyak y Octavio Hidalgo, miembros destacados de la OSSLA e integrantes del renombrado cuarteto de cámara Marketo Strings Quartet, quienes brindaron una muestra generosa de su talento al acometer una pieza difícil, retante, en tres movimientos (Allegro, Andante y Vivace non troppo) con soltura, lucidez y provocando largos aplausos al concluir cada uno (aunque no se debe aplaudir entre movimientos).

Tan larga fue la ovación final que continuó aun tras retirarse, de tal modo que el dúo regresó para conceder un encore, el Pasacaglia para violín y chelo de George Frederick Haendel, en el que ya sin el arropamiento de la OSSLA hicieron lucir su talento en una de las más hermosas piezas para estos instrumentos, la cual fue aplaudida con similar entusiasmo en lo que fue una gran noche para estos músicos y un inicio de Temporada con el pie derecho.

La fiesta continuó tras el intermedio con la conocida Sinfonía No. 5, de Ludwig Van Beethoven, la Sinfonía del Destino como se le conoce, producto de las ideas de libertad e igualdad surgidas con la Revolución Francesa y, como en la sociedad de su tiempo así en la vida personal de Beethoven, angustiado por su creciente sordera, es una pieza que refleja un viaje de la oscuridad más profunda a la luminosidad más jubilosa y llena de esperanza.

El concierto fue replicado este viernes al mediodía en el Teatro Lince de la Universidad Autónoma de Occidente de esta capital, en una función especial para el estudiantado, en el marco de los convenios de colaboración que tiene signados el ISIC con esa institución educativa, indica un comunicado.

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