Culiacán.- El fervor por las viejas pero siempre frescas y emotivas canciones de Los Beatles renació la noche del viernes en el ágora Rosario Castellanos del Instituto Sinaloense de Cultura, donde los miembros del Grupo No9, liderado por Rubén Rubio Alarid, hizo cantar, bailar, delirar y pedir otra y otra a los músicos que no hallaban la forma de retirarse.
El grupo integrado por Salvador «Chavo» Guerrero en la guitarra principal y coros; Rubén Rubio «Paul McRubio» en la voz principal, guitarra y sintetizadores; Gerardo Pérez Limón en el bajo y coros; Omar Ortega en la batería, y Mónica Sandoval en los coros y percusiones, cantó un repertorio preparado de catorce canciones, pero tras la última y en respuesta a la petición de otra, cantaron el pilón obligatorio, Long tall Sally, pero a condición de que bailaran.
La respuesta superó las expectativas porque pronto estaban en la parte baja del ágora una multitud indistinta de personas de edad y chavos, niños algunos, bailando al ritmo de la época, lo cual siguieron haciendo cuando cantaron Kansas City (Hey, hey, hey), para seguir con Quiero estrechar tu mano y, ante una nueva despedida y una nueva petición, siguieron con Twist y gritos, que hizo que hasta la embajadora Cuquita Key se lanzara al ruedo.
Aún continuaron con Don’t let me down, coreada por centenas de voces, y cerraron definitivamente con “Imagina”, coreada con una multitud de teléfonos celulares con sus lámparas encendidas.
El concierto inició a la hora prevista ante un público que, se dijo, provenía de Mocorito, Guamúchil, Mazatlán e incluso de otros estados, y culichis, por supuesto, y abrió con el tema I saw her standing there, para seguir con Love me do, La noche de un día difícil, Y la amo, Can’t buy me love y Yesterday, que hizo arreciar los coros entre el público.
Otras más fueron Lady Madonna, Back in the USSR, Mientras llora mi guitarra, Something y por supuesto, Leti t be, que hizo sacar a la gente sus celulares, encender las lámparas y cantarla mientras agitaban los brazos en alto.
Se empezaron a despedir con Come togheter, luego Get back y ahora sí, con Hey, Jude, también acompañada con las luces, coros y manos al aire por el público que llenó el ágora, indica un comunicado del ISIC.
Fue cuando empezaron a pedir otra y otra y luego otra, mientras los músicos se quejaban de que Los Beatles solo tocaban por media hora, y ellos ya llevaban más de una. Pero no hubo de otra… El entusiasmo fue general y hasta los más serios cantaron, movieron las piernas o canturrearon esas bellas canciones, sencillas e inolvidables y que, a más de 60 años, nunca pasan de moda.