En el programa Abre la caja de… con Isabel Lascuráin, Yolanda Andrade recordó que ha estado tres veces en clínicas de rehabilitación y que incluso era alcohólica.
«Yo era muy alcohólica, me tomaba dos botellas diarias de wisky o de vodka, dos litros es mucho… lo combinaba con cocaína, que me encantaba… uno se mete coca para seguir la peda».
Dijo que qué bueno que nunca se emborrachó con José José, pero sí con Julio César Chávez, con quien se encerraba en el baño con una bolsa de cocaína.
Ello tras las peleas del boxeador, a quien llegaban a felicitar muchos artistas, entre ellos Robert De Niro y Madonna, a quien Chávez no quería conocer porque decía que salía en unas fotos bichis.
«Nos encerrábamos en el baño y ahí durábamos mucho tiempo, amanecía y otra vez, con una grabadora y escuchábamos a Mijares, Una entre mil, ay cómo la ponía, hasta que se nos rayaba el disco, y llorábamos, platicábamos lo mismo que platican los borrachos, que repiten lo mismo y lo mismo… Una tristeza que quizás teníamos los dos», relató Yolanda.
«Pero la única alegría que nos daba era que estábamos los dos encerrados en un baño tomando con una grabadora».
Respecto a lo que la hizo tocar fondo la última vez, la culiacanense dijo: es que siempre hay más fondo.
«Crees que tocas fondo, pero cuando vives en la enfermedad del alcoholismo siempre hay más, o sea primero la aceptación, que eso es bien importante, el reconocer que tienes una enfermedad, cuando ya estás en la peda y de pronto la sigues cagando…», añadió la actriz y conductora.
«Si hay alguien que te quiera y te diga hey, ven para acá, tenemos un problema, a mí me lo dijeron dos, tres personas, ustedes me vieron, ya no nos daban vino tinto en el programa porque yo me tomaba el de todas las Netas divinas«.
El llamado era a las 7 de la mañana, y ella ya se había tomado la botella, y sentía que cuatro copas no eran nada.
Su alcoholismo fue motivo de rehabilitación, y también motivo de su salida de Netas divinas.
Sus «patroncitos» y amigos la apoyaron, lo que agradeció.
«No nomás es irte a una clínica, es regresar a tu pasado, a tu infancia, a por qué, por eso yo me fui a tres, y es muy curioso porque es bien fácil, es tener fuerza de voluntad», consideró.
Ahora, todas las mañanas agradece, y por las noches se dice «Solo por hoy lo logré, felicidades, Yolanda, te amo».
Andrade recordó que tuvo una infancia divertida, y que vivió todos los excesos de una niña: andar en bicicleta, subirse a un árbol, a las bardas, de ser creativa, incluso recordó algunas travesuras, como la vez que hacía llamadas de larga distancia robando una línea telefónica.
Dijo que también vendía afuera de su casa, artículos y raspados, sintiéndose una empresaria, ante la pena de su hermana.
Sus viajes de niña eran a Tucson, donde con el dinero que le daba su papá se compraba libretas de Hello Kitty, sacapuntas, jeas, camiseta Lacoste, incluso traía fayuca que vendía a sus amigas de la escuela, y hasta les fiaba, porque le gustaba ganarse su dinerito.
Recordó que fue una estudiante excelente, porque su papá le pagaba por obtener buenas calificaciones.
«Me decía ‘tu única chiva que tienes que cuidar es tu escuela y tus calificaciones, a mí me das buenas calificaciones y yo te premio'», relató. «Yo me ponía bien pilas con la escuela».
Su papá, dijo, fue consentidor y generoso, que le dio un coche cuando ella tenía 13 años, algo que ahora ve como mala idea.
Recordó que tanto su mamá como su papá le dieron mucha seguridad, le mandaban a hacer pequeñas tareas.
Yolanda dijo que quiere regresar a Culiacán para sentarse en el pasto de su escuela, para recordar a esa niña del colegio que veía la telenovela Mundo de juguete, y que soñaba con salir en la tele.
Recordó que llegó a la Ciudad de México cuando tenía 15 años, y estando en el CEA hizo su primera novela fue a los 16, Yo no creo en los hombres, y su primer impulsor fue Jorge Flores, el vidente, a quien dijo amar.
Yolanda platicó cómo fue que pasó de ser actriz a ser conductora.
«Cuando no hay pasión en el proyecto, no lo hagas», dijo refiriéndose a los proyectos televisivos que no estuvo convencida en hacer.